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Cuba, su emigración, y un libro que debes leer

8 dic. 2020
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En la mayoría de los países del mundo los procesos migratorios son asumidos de forma muy natural. En el caso de Cuba, la relación con sus emigrados radicados en Estados Unidos, sobre todo a partir de 1959 ha tenido sus particularidades, la inmensa mayoría de estas, atravesadas por matices políticos.

En los primeros años después del triunfo revolucionario existió una gran polarización. Entre quienes emigraron hacia el Norte estaban militares de la dictadura de Fulgencio Batista y representantes de la burguesía nacional que pretendían regresar al país una vez que fuese derrotado el gobierno revolucionario. La migración por cuestiones políticas fue una constante de las primeras décadas, de ahí que parte de los que llegaban a la Florida vieran al gobierno encabezado por Fidel Castro como su enemigo, y en Cuba se asumiera como traidores del proceso emancipador a todo el que se fuera.

Con el tiempo, el proceso revolucionario fue madurando y entendió que todo el que emigraba no era enemigo de la Revolución. Fue así que, también mediado por un gobierno norteamericano que no fue de los más hostiles contra nuestro país, tuvo lugar en 1978 un Primer Diálogo con la emigración cubana en el exterior.

El libro Cuba y su emigración. 1978: memorias del primer diálogo, que recién publica la editorial Ocean Sur, es una valiosísima compilación del historiador Elier Ramírez Cañedo.

En palabras de su prologuista Jesús Arboleya Cervera, especialista en temas migratorios y destacado intelectual cubano, el valor del libro:

… no solo radica en lo histórico, sino en su actualidad. Tal y como se desprende de la obra que se presenta, el Diálogo constituyó un punto de inflexión en la política migratoria cubana, hasta ese momento condicionada por el enfrentamiento a una contrarrevolución que tenía sus bases sociales en la emigración cubana. El intelectual Elier Ramírez Cañedo reconstruye este acontecimiento a partir de la divulgación y el análisis de los documentos relacionados con el mismo, el testimonio de algunos protagonistas y, sobre todo, el rescate del pensamiento del Comandante en Jefe Fidel Castro, verdadero arquitecto de esta acción política.

En el ensayo introductorio del libro, su autor, Elier Ramírez demuestra como la diversidad de los participantes enriqueció este diálogo:

Las primeras pláticas entre representativos de la comunidad y el gobierno cubano se celebraron en La Habana los días 20 y 21 de noviembre de 1978 y en ellas estuvieron presentes 75 miembros de la comunidad cubana en Estados Unidos. Unos días después, el 8 de diciembre, se celebró el segundo momento del Diálogo, y en esta ocasión la cifra de integrantes de la comunidad llegó a 140. Entre los participantes se encontraban 30 representantes de la izquierda; 34 intelectuales de diversas profesiones y tendencias ideológicas; 19 dirigentes de organizaciones coexistencialistas; 5 religiosos de varias congregaciones; expersoneros del gobierno de Batista sobre los que no pesaban acusaciones de crímenes durante la dictadura, expresos contrarrevolucionarios, así como algunos que habían pertenecido a organizaciones contrarrevolucionarias o participado en la invasión por Playa Girón.

Después de 42 años, volver sobre este diálogo se vuelve urgente en los momentos actuales de confrontación entre una parte hostil y agresiva de la migración cubana —radicada en Estados Unidos y apoyada por la agonizante administración Trump— que ha retomado las banderas del terrorismo contra su país de origen y un pueblo que no cesa en su aspiración de construir su presente sin injerencias de gobiernos extranjeros. El libro enarbola la bandera por el diálogo, pero un diálogo respetuoso, sincero, despojado de chantajes y de propuestas anexionistas.

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