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Cuando la justicia observa tras las rejas

24 sept. 2019
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Una célebre película norteamericana titulada «La Milla Verde» narra el caso de un recluso que pierde la vida en la silla eléctrica a pesar de su probada inocencia.

Durante el tiempo que dura el filme, el espectador se siente indignado ante tamaña injustica y posiblemente, o al menos ese fue mi caso, se consuela con el hecho de que es una situación ficticia.

La inocencia de John Coffey, personaje principal de este drama, nos recuerda cuan a menudo las deliberaciones humanas ponen tras las rejas a más de un inocente.

Sin embargo, este preámbulo cinematográfico no es solo una excusa para captar lectores, sino una reafirmación de que las injusticias no deben ser toleradas o mitigadas por nuestras conciencias.

En Brasil, un hombre sufre en cautiverio sin culpa al igual que Coffey. En sus hombros carga muchas horas de desvelo por quienes no tienen quién les cuide el sueño. Ha perdido vida mientras observa entre rejas como el poder de un hombre y su «justicia» hace de las suyas y no para bien de los brasileños.

Ese hombre se conoce como Lula, un expresidente muy querido entre su pueblo, ese que lo llevó a la silla presidencial y vio truncado sus deseos de volverlo a poner en la más alta posición de ese país por «supuestos cargos de corrupción».

El inicio del final

Luiz Inácio Lula da Silva terminó su mandato como presidente de Brasil en enero del 2011, en momentos que contaba  con una gran  popularidad, fuera y dentro del gigante sudamericano.

Luego, cuando la nueva presidenta, Dilma Rousseff sufrió un golpe constitucional, orquestado y ejecutado por la derecha en esa nación, comenzaría un periodo arduo e incriminatorio contra los líderes de izquierda que habían logrado grandes cambios en países atrasados y con economías neoliberales.

Sin embargo, ante la creciente posibilidad de que el Partido de los Trabajadores (PT) volviera a la presidencia del país, y precisamente con su fundador como mandatario, fue momento de volver a sacar la artillería de la mentira y las fake news, para convertir a Lula en «otro político corrupto».

De acuerdo con el catedrático y periodista español Ignacio Ramonet, Lula se encuentra en prisión cumpliendo una pena de 12 años y 1 mes «por corrupción pasiva y lavado de dinero», delito del cual no ha sido condenado definitivamente (aún puede apelar) y el cual no han podido probar.

Lo que sí ha sido noticia son las múltiples pruebas presentadas por The Intercept, una revista de investigación on line dirigida por Glenn Greenwald, la cual ha publicado cómo todo el proceso judicial contra el expresdiente ha sido manipulado.

Por si fuera poco, recientemente este medio digital publicó filtraciones de los fiscales del Lava Jato, los cuales se burlaron del dolor que padeció cuando fallecieron su esposa, su hermano y su nieto.

Además, en una publicación del 19 de septiembre del 2019, de la multinacional Telesur, los abogados defensores del expresidente de Brasil publicaron una nota de prensa donde revelan nuevos mensajes sobre las conversaciones entre los fiscales del caso del líder del Partido de los Trabajadores, «que solo demuestran una conspiración en su contra».

Pese a que el fiscal a cargo entonces, Sergio Moro,  reconoció que ningún fondo de la constructora brasilera Petrobras fue dirigido por el presidente Da Silva, Lava Jato no tuvo en cuenta la evidencia de inocencia aportada al proceso.

Por estas razones, los abogados Valeska Texeira Martins y Cristiano Zanin Martins anunciaron que tomarán medidas legales ante el Comité de Derechos humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para instar y reforzar cada vez más la necesidad de anular los procedimientos contra Lula y que los funcionarios y agentes involucrados en los mensajes, sean respectivamente investigados y sancionados según corresponda.

El mundo clama «Lula Libre»

Luiz Inácio Lula da Silva, a diferencia de John Coffey, el personaje de la película que les narré al principio, tiene muchas personas que lo defienden.

Alrededor de todo el mundo disimiles organizaciones, países y personalidades  se han sumado al reclamo de libertad que impulsa el Partido de los Trabajadores bajo la consigna «Lula Libre».

Desde la prisión de Curitiba, donde se encuentra el expresidente desde el 7 de abril de 2018, el fundador del PT sigue siendo una pieza clave en la vida política y social de su país.

Importantes figuras como el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, Ignacio Ramonet, el teólogo y periodista Frei Betto, el escritor cubano Leonardo Padura, entre otros, han recorrido un largo viaje para  conversar con este hombre de ideas claras, que sufre por las circunstancias tan terribles y desesperanzadoras, como los incendios en la Amazonia en su país. 

A su vez, el Movimiento sin Tierra de Brasil (MST), una de las organizaciones que se ha visto fuertemente acosada por el nuevo mandatario del gigante sudamericano, el fascista y de ultraderecha Jair Bolsonaro, ha sido uno de los grandes defensores de la causa Lula tanto dentro como fuera del país.

En Cuba, el apoyo hacia Lula no ha cejado en empeño y fuerza a lo largo de este tiempo. Sabemos de su inocencia y seguiremos defendiéndola para que salga, como lo merece, con su cabeza bien en alto y libre de todas las acusaciones.

Quizás sea entonces el momento en que ocupen su celda y otras muchas los que, involucrando una «justicia» injusta, merecen todo el castigo de la ley.


Foto: tomada de Página 12.

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