Contrapunteo

Con el coronavirus se revela la crisis de un sistema mandado a recoger

3 abr. 2020
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En estos días de cuarentena obligatoria en Colombia y otros países de Nuestra América, los pueblos y movimientos sociales nos hemos visto obligados a tomar también medidas colectivas para prevenir la propagación del coronavirus (también COVID-19). En las ciudades y veredas donde es fuerte la incidencia del Estado se llevan a cabo medidas impuestas desde el gobierno nacional y normas adaptadas al contexto social y cultural de estos territorios por parte de los gobiernos locales; sin embargo, en nuestros territorios es la Guardia Campesina, las organizaciones campesinas y las Juntas de Acción Comunal las que desarrollan las normas legítimas comunitarias.

No obstante, esta coyuntura ha revelado una vez más la crisis social, económica, ambiental que recae en las comunidades por un Estado neoliberal. Debido a esto, como CNA se han planteado cinco puntos que ayudarían a fortalecer la economía propia de los pueblos del mundo rural que recogen las exigencias históricas contra el modelo económico que abandona a las personas por los intereses de los ricos.

Al inicio de esta cuarentena en el mes de marzo, compartimos estos cinco puntos a la sociedad colombiana y al gobierno nacional:

1) Entrega inmediata de tierras para comunidades campesinas, negras e indígenas, reduciendo las áreas de la ganadería extensiva y el agronegocio, con el fin de tener disponibilidad alimentaria para los difíciles tiempos venideros.

2) Impulso a la producción agropecuaria y en especial a la economía campesina y cooperada por medio del fortalecimiento agropecuario a la siembra y transformación de los productos. Para el 2020 se tiene proyectado importar 17 millones de toneladas de alimentos, y con el dólar a 4000 pesos se encarecerá toda la canasta familiar de los colombianos. Al impulsar la producción agropecuaria podremos recuperar parte de la soberanía alimentaria y garantizar en calidad y cantidad los alimentos.

3) Condonación de deudas a todos los campesinos, pequeños y medianos productores agropecuarios.

4) Rebaja inmediata de los precios de los insumos agropecuarios, creación o nacionalización de una empresa de producción de abonos. Nuestra apuesta es la agroecología, pero por la urgencia de las condiciones necesitamos medidas que nos ayuden a realizar esa transición. Resaltamos que el uso de agrotóxicos afecta la salud de las personas que toman los alimentos y quienes los aplicamos, por lo cual necesitamos disminuir su uso.

5) El cese del asesinato, persecución, judicialización y guerra sucia contra el campesinado y las organizaciones sociales.

Entre las garantías reales del cuidado de la vida colectiva y de la naturaleza, está la producción y distribución comunitaria de los alimentos limpios de agrotóxicos, sin hundir en la miseria al campesinado, indígenas y afros quienes son los principales sembradores de comida en la tierra. Entre líneas de estas propuestas-exigencias se recuerda el problema histórico de la tenencia y trabajo de la tierra en Colombia, cuyo conflicto sustancial sigue enfrentando a la oligarquía y a la clase popular.

Cabe resaltar que otro factor de la crisis re-expuesta por el Coronavirus, es el poder económico y político del sector bancario quien ha engordado su influencia a costa de la plata de sus clientes convirtiéndose en un actor omnipresente del funcionamiento de la estructura neoliberal. Así es como el sector bancario fue una razón principal del gran paro cafetero de 1995 y no ha cambiado esa realidad.

Aunque se presentan víctimas mortales por la pandemia mundial, en el caso colombiano hay un virus más mortal conocido como asesinatos a líderes y lideresas sociales que no se detiene para los sicarios con y sin uniforme. La vida de Marcos Rivadeneira (líder campesino de Putumayo y miembro de la Junta Nacional) junto a Carlota Isabel Salinas, defensora de los derechos de las mujeres de la Organización Femenina Popular han sido las ultimas víctimas mortales del régimen asesino, sin olvidar a los presos sociales asesinados dentro de la cárcel La Modelo de Bogotá, en medio de una protesta nacional, donde exigen mejores condiciones de salud en los centros penitenciarios y además terminar sus penas en los hogares para determinados casos.  

Por todo lo anterior, el largo camino de la lucha campesina y popular ha tomado una nueva dinámica con las restricciones estatales, pero no se acaba. Debemos insistir en el autocuidado comunitario y colectivo, recordando las históricas formas de resistencia, solidaridad, cooperación y lucha campesina.

 

Nota: en la foto Marcos Rivadeneira, líder campesino de Putumayo y miembro de la Junta Nacional.

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